La nostalgia de un poema
Quizás yo lo merezca, pero qué difícil un es aceptarlo
Lo mejor de las apuestas, no dude y me toco perder
Me agobia la molestia, al saber que te atreviste a serme infiel
Dejaste una herida abierta, que me hizo desgarrar la fe
Yo que espere contigo, el sol del nuevo amanecer
Hoy todo ha oscurecido, en las sombras me duele estar sin ti
Ahora he aprendido a darle altivez a la vida
En una mezcla normal e indiferente
Es la esencia del castigo eminente
Yo confiaba en ti, yo que aunque mostraba dudas siempre creí en ti
Le pido a Dios me de fuerzas para superarte
Pues no soy yo quien debe juzgarte
Ya que hay quien creen al homicida un héroe si este mata por vengarse
Y fui yo quien te enseño de engaños y de hipocresía
Aun así quedamos marcados Por siempre vida mía
Con feas cicatrices visibles en la piel.
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