La Caída
Siento la brisa en mi rostro, sin pies en la tierra ni reposándome en alguna pared, mirando un azul lleno de nubes que parecen cuadros de mis pensamientos, recuerdos o simplemente nubes filtrando todos los colores reluciendo un gran destello blanco en ellas. Siento aun la brisa en mi cara, por mi cuerpo, tanto tiempo lleva que siento el frío en ella, que me acaricia con la calidez escondida en cada segundo que vivo en el vacío de este cielo, sin importarme donde estoy, continuo mirando el paisaje, que en sus azules y blancos que me brinda en el día, al atardecer y noche podría pintar cualquier paisaje con aquellos tonos de ensueño que el cielo me brinda.
Descansando en el manto de las nubes y brisas que me cobijan durante las noches, y cada mañana me hacen despertar con su suspiro a mi oído, sigo en esta caída solitaria sin persona a la vista, una calma constante en compañía de mí mismo y pensamientos.
Un lugar donde las lágrimas nunca caerán por tu rostro, ni llegaran a tu boca, un lugar donde la más pequeña lagrima subirá, irá a lo más alto, a pesar de ser tú el que este cayendo, allí lo especial en una fantasía y es vivirla como la sueñas tú mismo, dejando a un lado la realidad.
Compañía de la Luna que en las noches queda en velo de mi Sueño, iluminando por si alguna vez llego a ver la tierra de esta caída, serena como si cada día fuese el comienzo, donde ella terminaría en el horizonte con aquel mar profundo lleno de estrellas que lleva con ella, con historias de la otra mitad del mundo, que tanto me ha gustado escuchar.
Sin importar más nada, termine convirtiéndome en una estatua que el tiempo va desgastando mientras pasa el momento dejando polvo detrás con el viento, cayendo, mirando el cielo desde hace tiempo, viviendo la fantasía de sentirme volando, de conseguir de nuevo aquella mano a mitad del aire y tomarla.
Sin darme cuenta que, a ser momento de llegar al suelo, todo Sueño y esta caída
Este vuelo…
Habrá terminado.
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